Llevo algún tiempo sin publicar el resultado de mis pensamientos, el tormento de mis dudas y el drama de los buenos recuerdos que, por desgracia, son ya irrepetibles. Sin llegar a la sublime efervescencia hormonal del ajuntamiento, o la borrachera de gozo que siento al comer buenas viandas, “me pone” el juntar palabras cuando el resultado final es medianamente bueno. Tengo para mí que el problema no es que las musas hayan pasao de mí, ni que estén de vacaciones. Más bien se trata de la falta de bronca en mi vida. Me temo que hasta que no me enrede en alguna trifulca doméstica, acontezca la gresca que periódicamente rompe la relación con el vecino o el inevitable cabreo cuando me tope sin desearlo con algún estúpido que pulule más cerca de lo que yo quisiera, no correrá por mis venas el chorreo de adrenalina necesario para componer algún relato medio decente.
Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa