En los deportes de combate, de equipo y de raqueta, la consecución del objetivo se soporta, en importante medida, en la táctica. Así, el perfil psicológico de quienes triunfan en estos deportes refleja un nivel de inteligencia asociado a la rápida toma de decisiones, las más acertadas, entre muchas opciones, en intervalos de tiempo muy cortos. El mediocentro de un equipo de fútbol, cuando recibe el balón con oposición de un defensor, en las cercanías del área contraria, podría optar entre hacer un control orientado y conducir en distintas direcciones del campo, podría decidir pasar de primeras a varios compañeros de equipo posibles receptores del pase, podría decidir si disparar a puerta entre un abanico de posibles golpeos y zonas de la portería que se le ofrecen como destino del disparo. En definitiva, el intelecto del jugador debe, en un intervalo muy corto de tiempo, acertar de entre todas las posibilidades, la más conveniente. Se trata de percibir, analizar, decidir y ejecutar correctamente. Para reafirmar la potencialidad intelectual de estos deportistas, pensemos cuanto más importante es el componente táctico cuando el tiempo para ejecutar la secuencia percepción-análisis-decisión-ejecución está limitado por más factores. En el Baloncesto, pasar (picado, de pecho, a una mano, etc) a varios posibles destinatarios en movimiento y con defensores cortando las posibles líneas de pase, circular con el balón en bote o tirar a canasta, cuando faltan dos segundo para terminar el partido y el equipo en posesión del balón pierde de dos puntos, demuestra la complejidad táctica del Baloncesto. Y qué decir de el judoka que ha de puntuar para seguir en competición, restan 10” para acabar el combate y otro oponente le agarra intentando desequilibrarle en oposición constante al sinfín de opciones de técnica de cadera, pierna o brazo que le permitiría puntuar como ippon, waza-ari, yuko o koka.
El componente táctico del Piragüismo de Pista, al igual que sucede con el atleta, el nadador, el ciclista de pista, el remero, o el esquiador de fondo, no tiene comparación alguna con los ejemplos descritos anteriormente. Sin embargo, la posibilidad de alcanzar el éxito deportivo también requiere de aptitudes psicológicas fundamentales que permitan sacar el mejor partido a cada ciclo de palada, de los muchos, muchísimos, que repite el Piragüista cuando palea en competición. Una vez que el gesto del paleo, en cada una de las fases de la palada, se automatiza, la posibilidad de que cada una se ejecute con la máxima eficiencia, depende del entrenamiento de las cualidades físicas. Y esto requiere constancia, perseverancia, voluntad y determinación. Actitudes con límites difusos entre ellas, al incidir todas en áreas similares de la personalidad del deportista. Y es que, si cada palada cuenta, el ganador será aquel que ejecute cada una de esos cientos de paladas que son necesarias para cubrir los 1.000m, de la forma más eficiente, con la máxima aceleración y el máximo avance de la embarcación por palada. Palada tras palada. Una tras otra y con la misma importancia desde la primera hasta la última.
Kenny Wallace, uno de los referentes en el Piragüismo de alto nivel, con un historial deportivo de campanillas, que puede todavía resplandecer más en Río 2016, hace referencia con cierta frecuencia en las redes sociales a la calidad de su entrenamiento basada en la búsqueda constante, palada a palada (“lefts and rights”), de la máxima eficiencia técnica.
El mensaje tiene más enjundia de lo que la simple traducción literal del mismo ofrece al entendimiento de un profano en Piragüismo. El mensaje refleja un estilo de vida que los piragüistas de élite asumen con disciplina. El piragüista de alto nivel tiene una personalidad rica, porque reúne capacidades definitivas para el éxito en todos los deportes individuales, cíclicos y de resistencia. El Piragüista basa su éxito en vivir de forma rutinaria, en una rutina fundamental para conseguir sus objetivos y que asume con determinación, disciplina y obsesiva perseverancia, en cada parcela del entrenamiento que afecta a su rendimiento. “Lefts and rights” cuando palea, come o descansa.
Esta filosofía del «palada a palada” es repetida en cada momento de la jornada, disfrazada de otras secuencias igual de rutinarias e igual de fundamentales para el rendimiento del palista. Sesión a sesión. Repetición a repetición. Serie a serie. Parcial a parcial. Intervalo a intervalo. Comida a comida. Bidón a bidón. Sueño a sueño. Calentamiento a calentamiento. “Bendita rutina” como ejecución práctica del Principio de Continuidad, tan fundamental para la consecución del éxito deportivo en el Piragüismo.
Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa