Me siento inmensamente decepcionado, indignado y asqueado con las reacciones del Presidente del Gobierno, el Jefe de la Oposición y el Rey en relación al panfleto de ETA anunciando el fin definitivo de la violencia. Panfleto que supedita el fin de la violencia al cumplimiento de las condiciones que ellos, los terroristas, ponen. Ya nos las explicarán cuando manden en el parlamento vasco. Eso es lo que les han entregado Zapatero y Rajoy. El poder político en el País Vasco. Y luego vendrá la independencia. Zapatero y Rajoy son unos traidores. Al final, las víctimas tendrán que arrodillarse delante de sus verdugos. Esos que brindaban con champán en las cárceles, cuando sus compinches destrozaban la vida a cientos de familias, son ahora «gente de paz». Y estos líderes políticos de pacotilla y otros cuantos «monigotes mediadores internacionales», haciéndoles el «caldo gordo». Yo no me olvido de la sensación de impotencia y tristeza que tuve cuando veía en la televisión a Irene Villa con la cara y la ropa chamuscada sin poder incorporarse porque le habían mutilado el cuerpo y la vida estos salvajes.
Tampoco me olvido de la angustia que sufrí cuando pensaba en Miguel Angel Blanco arrodillado con las manos a la espalda amarradas, esperando a que se cumpliera el plazo que le habían puesto a su vida para recibir un par de tiros en la nuca. Ni me olvido de las caras de los hijos de Alberto Jiménez Becerril y Asunción García en el funeral de sus padres a quienes estas acémilas acribillaron a balazos mientras paseaban por Sevilla.
Si los políticos que nos gobiernan, sean del partido que sean, no ayudan a que se imparta justicia, no hacen que esta gentuza pague en la carcel por sus crímenes, renigo de ser español.
Carlos-M. Prendes
Amén.
Una vergüenza, que tres tíos encapuchados se atrevan a hablar de «paz» y toda la clase política se arrodille. Políticos de pacotilla a los que se les llena la boca con palabras como «democracia», «solidaridad», «tolerancia»… y después de una farsa semejante todos habrán dormido a pierna suelta y muchos incluso se atreverán a colgarse medallas por esto, a costa de la vida de cientos de inocentes. Hoy creo que somos muchos los que nos avergonzamos de oír a nuestros representates políticos. Yo hace tiempo que he decidido que a mí no me representan.
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Este artículo de Fernando Savater explica de forma clarísima el por qué es tan necesaria la justicia para con las víctimas de ETA.
http://elpais.com/elpais/2012/02/13/opinion/1329159068_146812.html
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