No me acostumbro a estar sin ti. Sin embargo, y sé que esto es lo que quieres saber, cada vez con más frecuencia, cuando empiezo a echarte de menos porque quería contarte tal o cual cosa, quería saber tu opinión con respecto a tantas otras, también noto que estás muy cerca de mi, obligándome (tú siempre tan “mandón”…) a no desfallecer, a hacer lo que toca en cada momento. El tan renombrado por ti, y no por ello menos cierto, “sentido del deber”. Así que, para que tú estés tranquilo, debes saber que los momentos de tristeza por habernos dejado tan sin avisar, tan de sopetón, van pasando a ser momentos en los que, si empiezo sintiéndome inquieto y distraido recordando tu marcha, luego, muy pronto, te noto cerca de mi alentándome para que no desfallezca.
En “casa” me da la impresión que todos han ido evolucionando en su estado de ánimo de forma similar a como ha sucedido conmigo. No tienes que estar preocupado. A pesar de que conoces muy bien a mamá, te diré que tienes que estar más orgulloso de ella de lo que ya acostumbras a estar. Ha cogido con firmeza el timón de la nave y puede con todo. Está muy fuerte y no deja de sorprendernos.
Como nos pediste, mientras te afanabas en tu rehabilitación y planeabas el comienzo de la nueva temporada con Los Gorilas, estamos empezando a “funcionar”, teniendo en cuenta que tu presencia en los entrenamientos, aunque no física, será diaria. Los piragüistas del club ya te notan merodeando por sus cabezas mientras corren, hacen gimnasia o palean. No es complicado verles debatir mentalmente contigo. Algunos, los más jóvenes, lo han pasado mal en la reunión de inicio de temporada. Aunque físicamente no nos diferenciamos mucho (si bien lo de dejarme el bigote, no lo tengo todavía claro), e intenté darle a esa reunión el enfoque que tú siempre le dabas, más de uno de esos bisoños palistas se dio cuenta en la reunión que de verdad ya no estabas… Tras los entrenos del club, tú siempre volvías a casa a cenar especialmente contento cuando la asistencia había sido elevada y los chavales se habían partido el alma en cada tarea. Estos últimos días, tras leer los mensajes que me mandaban “los mayores” sobre lo bien que había salido todo en “el poli”, te he vuelto a notar como en tantas otras ocasiones en el pasado, diciéndome: “Carlos, tenías que haber visto hoy el entrenamiento de Los Gorilas. ¡Pfffff…!. No faltó ninguno y entrenaron como jabatos”. A fuerza de ser sincero, nos has dejado un buen “marrón”. Ahora nos estamos dando cuenta, más que nunca, de todo lo que abarcaba tu labor en el club. Dicho esto, estamos dando los pasos necesarios para distribuir el trabajo, entre todos los que quieren que “esto” siga adelante. Y no son pocos, papá. Tanto en la parcela técnica como en la directiva, tenemos el “cotarro” más o menos perfilado. Me imagino que cuando surjan dudas en esta difícil empresa que acometemos, también te harás notar para echar un cable.
Seguimos en contacto.
Un beso muy fuerte.
Carlos