El desconsuelo que genera la muerte de una persona coincide con la fuerza de los lazos afectivos que nos unen a esa persona. El fallecimiento de Eduardo Herrero ha originado una ola de manifestaciones de dolor y tristeza en el Piragüismo Español. Nada consuela a quienes sufren la pérdida de un ser querido. Sin embargo, tantas muestras de reconocimiento y cariño sirven de alivio a quienes lamentan la muerte de un amigo. La unanimidad que está generando, en este sentido, la muerte de Eduardo Herrero demuestra lo generoso que fue en vida con sus amigos.
Suele entenderse que alguien ha tenido una vida plena cuando deja un legado a la posteridad, tras su fallecimiento. Y Eduardo lo ha hecho. En eso también hay unanimidad. Hace más de cincuenta años Eduardo ideó, creó y consolidó un proyecto para el Piragüismo de Alto Rendimiento en España que sigue dando sus frutos. Resulta difícil de entender cómo pudo llevar adelante un proyecto tan exitoso y perdurable en el tiempo, teniendo en cuenta los limitados recursos materiales y humanos que por entonces había en el Deporte Español. La explicación del enigma no es otra que la figura de Eduardo Herrero. Un hombre apasionado del Piragüismo con una vasta formación en todas las disciplinas que condicionan el Alto Rendimiento Deportivo. Eduardo tenía formación académica en Entrenamiento Deportivo, Medicina, Fisiología y Biomecánica. De forma autodidacta estaba formado en mil y una disciplinas más. Era un erudito. Su hambre de conocimiento era ilimitado. En este sentido, se diría que Eduardo Herrero tenía el perfil de un humanista del Renacimiento, que completaba su perfil con un gusto marcado por la música culta, los idiomas, la Historia y el cultivo del alma. Las gestas deportivas que alcanzaron sus deportistas no serían entendibles hoy en día si no es a través de equipos de trabajo multidisciplinares. Eduardo reunía ,en una sola persona, las labores de entrenador, médico, fisiólogo, constructor de embarcaciones, nutricionista, psicólogo, metodólogo, profesor, fisioterapeuta, biomecánico, analista y qué se yo cuántas otras facetas más. Un fuera de serie.
Sus vínculos con el Club Los Gorilas eran muy estrechos. Eduardo entrenó e hizo campeones a los mejores piragüistas de la historia de nuestro club. Eduardo enseñó a mi padre a ser un mejor entrenador y forjaron una amistad sin límites. Me precio de haberle conocido bastante bien y de ser su amigo. Me duele en el alma tu muerte, Eduardo. Que Dios te bendiga.
Carlos-M. Prendes García Barrosa.
Genk, 10 de agosto de 2022.