Los Ángeles 1984 fue el discreto colofón a la exitosa carrera deportiva de los tres medallistas olímpicos del Equipo Olímpico Español de Piragüismo en Moscú 1980. La perspectiva que ofrecen ahora, pasados ya treinta años, esos acontecimientos, hace que la valoración de los mismos resulte decepcionante. En unos JJOO, los del 84, donde no participaban ni la URSS, ni la DDR, ni Hungría, como principales rivales de los nuestros en la lucha por las medallas en esos años, los resultados de los ya consagrados Herminio Menéndez, Del Riego y Misioné, no fueron, ni mucho menos, los esperados. Para entender estos hechos debemos recordar algunas circunstancias habidas alrededor del Equipo Nacional Español de Piragüismo en esa época. Una vez que se anunció el boicot de la URSS y sus aliados, a los Juegos de Los Ángeles 1984, y en una situación más que propicia para el equipo español de Piragüismo de cara a la obtención de unos buenos resultados, se cometieron graves errores de planificación. Nadie duda que el trabajo como entrenador de Eduardo Herrero entre Munich 1972 y Moscú 1980, resultó determinante en la larga lista de éxitos obtenidos por los piragüistas españoles en esos años. También resulta evidente que tras ocho años de grandes logros para el Piragüismo y el Deporte Español, la motivación de Eduardo Herrero para entrenar y el hambre de triunfos de deportistas que ya lo habían conseguido todo, o casi todo, no era igual que en años precedentes. Más que la planificación y el control del entrenamiento de su equipo, a Eduardo Herrero empezaron a interesarle temas de investigación en relación a la monitorización del entrenamiento, la construcción de infraestructuras para el entrenamiento de piragüistas, la formación de técnicos y la política federativa. Si a esto le sumamos las numerosas lesiones de Herminio en sus hombros, la desconfianza mutua entre los “pesos pesados del equipo” y su entrenador, la azarosa vida de Del Riego, el exceso de confianza de los deportistas a la vista de las importantes ausencias por el boicot olímpico, la infravaloración de los rivales que sí acudieron a Los Ángeles (y muy bien preparados ante la inesperada oportunidad de triunfar que se les presentaba) y, sobre todo, la inadecuada dirección técnica del equipo en las concentraciones previas a la cita olímpica, podremos entender los discretos resultados de Menéndez, Del Riego y Misioné en su última competición olímpica. Bien es cierto que el rendimiento de Misioné debe analizarse de forma más benevolente, dado que en la tripulación de K-4 1.000m le acompañaban tres palistas jóvenes, noveles en las lides olímpicas.
Tras la cita olímpica, se produjo la retirada de Herminio Menéndez en el Campeonato de España de Velocidad, que se celebró en Trasona, apenas dos semanas después de la finalización de los JJOO. Una cita que los amantes del Piragüismo, que abarrotaban las orillas del pantano para ver la despedida del “mito”, siempre recordaremos no solo porque allí se cerraba la carrera deportiva del triple medallista olímpico y, hasta entonces, mejor piragüista español de todos los tiempos, sino porque en ese Campeonato, otro piragüista, excluido “in extremis” del equipo olímpico, alcanzó un rendimiento sorprendente nunca después repetido por piragüista español alguno (este acontecimiento tiene tanta “enjundia” que me dará pié para escribir sobre el mismo en el futuro…). Misioné prolongó su carrera deportiva en el Piragüismo compitiendo todavía a muy alto nivel en Campeonatos Internacionales de Marathon y Campeonatos de España de Pista, durante otras dos temporadas. Tras la decepción olímpica, Guillermo Del Riego, todavía con 26 años, dejó la competición seis años, para volver a intentar, de forma infructuosa, su selección como miembro del Equipo Olímpico Español para la edición de Barcelona 92.
Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa.
Ese piragüista excluido in extremis recuerdo súper motivado. Pasaba como una locomotora a todas horas dando vueltas al pantano….
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Es una pena que cuando ese piragüista encontró un entrenador que consiguió «domarle» y alcanzó un nivel de forma muy alto, un grave error en la salida de la final K-1 500m en el mundial de 1987, le privó de luchar por el podium, lo que hubiera constituido un gran éxito, solo alcanzado hasta ahora, (me refiero a podiums en K-1 en distancias olímpicas) por Carlos Pérez y Saúl Cravioto. Un abrazo, «Tube»
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