La Natación y el Atletismo han sido los deportes que, en las últimas décadas, más conocimientos científicos han aportado al entrenamiento del Piragüismo en Aguas Tranquilas. La preparación física en agua, la planificación del entrenamiento o la evaluación de la técnica han sido áreas en las que hemos ido a remolque de los avances que en estas materias se iban produciendo para incrementar el rendimiento de los atletas y nadadores. En los años 70, Carlos Álvarez del Villar, en un libro pionero en la preparación física del Fútbol, reconoció al Atletismo como deporte base, natural y fundamental que permitía mejorar el rendimiento de los futbolistas, tanto en cuanto, éstos, mientras buscan el gol, no dejan de realizar las acciones propias de un atleta: correr, lanzar y saltar. Álvarez del Villar tituló su libro, a la postre fundamental en aquellos años para el entrenamiento de muchos otros deportes, “La Preparación Física del Fútbol basada en el Atletismo”. Mientras que los entrenadores de Piragüismo nos hemos ido nutriendo de las enseñanzas que provienen, fundamentalmente en nuestro caso, de la Natación, hemos también sentido la desazón que provoca el no poder trabajar como nuestros colegas entrenadores de Natación, en condiciones estables del medio acuático. Y es que a diferencia de nuestros campos de regatas, donde la climatología condiciona la velocidad de la embarcación, en la Natación, todas las piscinas, básicamente, tienen la misma temperatura del agua, oleaje o profundidad. Eso no solo permite que en competición haya records oficiales y criterios de selección a través de marcas mínimas. Algo fundamental que les diferencia de nosotros, es que se planifican las intensidades de entrenamiento de forma individualizada, con datos objetivos y fiables. Cada repetición en cada ritmo o zona de entrenamiento tiene un tiempo objetivo, lo que permite al entrenador evaluar el entrenamiento de forma “sencilla” y objetiva.
En los últimos tiempos, los avances tecnológicos permiten a los entrenadores de Piragüismo con más recursos, acortar la distancia que nos separa de los entrenadores de natación en cuanto a la planificación y evaluación del entrenamiento. La valiosa información que ofrecen los acelerómetros guiados por GPS, puede corregirse, a través de los datos que aportan las estaciones meteorológicas portátiles, los anemómetros y aplicaciones similares para los “smartphones”, con la ayuda de tablas y escalas que adaptan las velocidades en función de la magnitud de estos datos.
Hacer palear más rápido a un piragüista va mucho más allá de interpretar datos. Dicho lo cual, para que nuestro entrenamiento sea más eficiente, provechoso y científico, es necesario que lo antes posible añadamos a, paladas/minuto, metros/segundo, metros/palada, milimoles de ácido láctico o pulsaciones/minuto, parámetros que tanto hemos cuantificado últimamente, la velocidad y dirección del viento, la temperatura del agua o el tamaño y dirección del oleaje.
Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa