Despedidas

Entre mi padre y yo no hubo una despedida como tal. Aunque éramos conscientes de la gravedad de los problemas circulatorios que sufrió, se murió sin que lo esperáramos. Y su muerte me pillo muy lejos de él.

Una de las experiencias que más me han conmovido últimamente es haber escuchado la explicación que me han dado algunos amigos de cómo sus padres, notando muy cerca la proximidad de la muerte, han tenido el valor y la serenidad de despedirse, dirigiéndoles algunas palabras a sus familiares cercanos y amigos. Intento trasladarme de forma imaginaria a esa situación y me cuesta mucho. Me parece de una generosidad enorme, un gesto de amor sin igual, el demostrar a tus allegados lo mucho que los has querido, tranquilizándoles sobre tu futuro y el suyo. En algunos casos, de forma muy comprensible para los creyentes, la fe, ayuda a dar este paso con la predisposición adecuada. Otros, teniendo la certeza de que todo se acaba aquí, también se sienten impulsados a despedirse con elegancia y serenidad. Me emociono al analizar estos gestos, porque supongo que el instinto de supervivencia innato a todo ser vivo, te debe impulsar, en primera instancia,  a salvarte como sea, agarrándote al clavo más ardiente que se te presente por delante y  que te ofrezca la mínima esperanza de sobrevivir, sin que haya tiempo para pensar en que decir a los que se quedarán. Sorprendentemente, en ese momento, estas personas tan valerosas, considerando de forma reflexiva y tranquila lo hecho en la vida, entienden que han cumplido su ciclo vital, posiblemente habiendo pasado por la vida de forma provechosa, y como remate, deciden que solo queda despedirse, deseando lo mejor a los que les escuchan y dándoles, quizás, algún consejo.

Amando E. Prendes Viña  1936-2011.

Es imposible saber si mi padre, siendo consciente de la gravedad de su accidente vascular, preparó la despedida. Desde el punto de vista de los consejos, sugerencias, órdenes o advertencias a quienes él quería, que éramos muchísimos, convendremos que fue a eso a lo que dedicó gran parte de su vida. Así que, en ese sentido, no hubiera hecho falta despedida alguna. Básicamente cumplió su función en la vida. De forma tan provechosa lo hizo, en su tarea educativa conmigo, que, en aquellas cuestiones fundamentales de la vida, sobre las que posiblemente insistiría en esa despedida que no ocurrió, tengo muy claro lo que me hubiera dicho. Lo tuve claro hace muchísimo tiempo y lo tengo claro hoy, cuando ya se cumplen tres años de su muerte.

Genk, 19-08-2014

Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa

Acerca de cime1234

Sprint Head Coach Belgium Flatwater Canoeing National Team Presidente del Club Piraguas Los Gorilas de Candás https://cime1234.wordpress.com/ cime1234@hotmail.com
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2 respuestas a Despedidas

  1. Jaime dijo:

    Lo siento mucho Carlos, yo la verdad que hace poco también me paso algo igual, mi padre también padecía problemas de circulación, corazón, riñones y sufrió 3 ictus, estando yo en Barcelona siempre atento al teléfono porque algún día me esperaba alguna llamada que nadie quisiera que le llegará, no era ni la primera ni segunda vez que tenía que coger un avión a toda prisa porque ese momento se acercaba, la verdad que por suerte la veces que pasó esto siempre pude estar allí y hablar con el y pensar, un susto más, recuerdo que cada viernes al terminar el trabajo lo llamaba y siempre hablaba con el y me preguntada por los niños y que tal todo, que cuando iba a ir, le decía que en noviembre estaba por ahí que tenía vacaciones, así fue llegó noviembre y me presenté con los 2 niños para celebrar el cumpleaños de los 2, allí estaba el como siempre en su butaca esperándome, celebramos el cumpleaños de Martina el 16 y el 23 el de Santi, estaba tan normal y como siempre, el 25 estaba con Santi y con el en el salón enseñándole como Santi daba sus primeros pasos, estaba como siempre, alegre, simpático y viendo por segunda vez a su nieto, le dio un beso y me fui a que el niño durmiera la siesta, quien me iba a decir a mi que después de 10 minutos yo iba a estar saltando las escaleras de 5 de 5 y pensando en el, y así fue, estaba sentado en su butaca como tal me había recibido, y así se marchó, el consuelo que me queda es que pudo disfrutar de sus nietos y ver su felicidad, lo malo, no poder darle un beso y decirle lo mucho que lo quiero.
    Un abrazo Carlos, espero verte algún día y darte un abrazo.

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    • cime1234 dijo:

      Perucho me tuvo informado de los ictus que sufrió tu padre. Tu relato me ha emocionado por varios motivos. Porque es una situación muy similar a la que le sucedió a mi padre, a quien tu bien conocías, y porque te aprecio mucho, «grande». Estoy seguro que habrás llegado a la misma conclusión que explico en mi entrada. No sabemos si intuyeron el final. No sabemos si quisieron despedirse. Lo que sí sabemos es lo qué nos hubieran dicho. Y así actuamos en nuestras vidas, aplicando lo que nos enseñaron. Y así se lo transmitimos también a nuestros hijos. Siempre presentes.
      Mientras nos damos ese abrazo en persona, te envío otro, en este caso «virtual», muy grade.
      Carlos

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