“No me falléis” (Amando-E. Prendes Viña)

Cuando recibí la inesperada noticia de la muerte de mi padre, la reacción primera fue de dolor. Dolor inmenso. El dolor que describía de manera tan cruda y hermosa Miguel Hernández en su Elegía a Ramón Sijé: “Tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler me duele hasta el aliento.” Paso a paso, y en relativamente poco tiempo, el dolor dio paso a la esperanza, a la tranquilidad, al sosiego.

Mi padre cultivó durante toda su vida la fe en Dios. La cultivó y dio testimonio de esta fe tanto como pudo. En su juventud, cuando la educación en la escuela y los institutos adoptó el ideario que marcaba el nuevo régimen político instaurado tras la Guerra Civil, mi padre se topó con varios hombres buenos, sacerdotes católicos, que le ayudaron a interpretar el mensaje del evangelio desde una óptica absolutamente humana y cercana a la realidad de la sociedad de aquel momento. No eran éstos, curas carcas con mentes enfermizas y reprimidas como  nos quieren hacer creer malintencionadamente que eran todos los de esa época, algunos intelectuales y periodistas con gran tirón mediático.  En más de una ocasión mi padre sintió dudas sobre la responsabilidad que caía sobre él y quiso “tirar la toalla”. No sabía si estaba capacitado para afrontar la tarea que se planteaba, de liderar proyectos educativos, socio-culturales, en beneficio de la juventud y la sociedad en la que vivía. Esos hombres buenos, en distintas etapas de su vida, de forma eficaz y continuada, le ayudaron a entender el sentido de la vida, desde una óptica cristiana. Le ayudaron a entender que Dios le había asignado a él esta misión y debía completarla durante toda su vida.

Hace algunos meses, en una sesión de trabajo con un psicólogo deportivo, hablando de la responsabilidad, la capacidad de sacrificio y el esfuerzo, le comenté al colega el lenguaje que utilizaba mi padre para explicar estos términos a los jóvenes. Mi padre hablaba del “sentido del deber”.  Él sabía que tenía una misión en la vida que cumplir, una responsabilidad. Y a ello dedicó toda su vida. Con mi madre, con sus hijos, familiares, amigos, piragüistas, vecinos, etc. Ese deber era el colaborar en hacer hombres buenos. Hombres y mujeres libres, independientes, difícilmente manipulables, responsables, respetuosos, inconformistas, entusiastas, cariñosos, exigentes consigo mismos, etc. Valores que intentaba inculcar desde la óptica cristiana, con las limitaciones que tenía su formación académica. No tan amplia  como él quiso, precisamente, por haber asumido en su juventud el deber que tenía hacia su padre y familia en la necesidad de impulsar el negocio familiar, lo que impidió que completara su formación académica.

El haber desarrollado hasta su muerte esta labor educativa de forma tan provechosa (a decir de tantos amigos y conocidos suyos los últimos días) es lo que yo creo que me ha hecho asumir la “repentina” muerte de mi padre con serenidad. Completó su paso por la vida de forma plena, intensa y provechosa. En el entorno familiar, profesional y deportivo. Hizo lo que quiso hacer de forma muy intensa. “A tope”. La tarea que el entendió desde joven que se le había encomendado en esta vida. Y como al finalizar cada proyecto, en este caso el proyecto de vida, toca evaluar lo realizado. No puedo por más que pensar que mi padre se ha ido con la “satisfacción del deber cumplido”, otra de sus “frasecitas”,  tan repetidas en sus famosas reuniones con los deportistas del Club Los Gorilas.

Y como él tenía muy claro que todo no se termina aquí, los que le conocisteis sabéis que en su nueva morada, él está ya comprobando que seguimos nosotros también completando nuestro proyecto vital. Yo ya le siento cerca de mi, diciéndome al oído: “no me falléis”.

Foto de Aladino Cuervo. Amando Prendes y Emilio Llamedo. Trabajaron codo con codo, toda su vida, en favor del Piragüismo. ¿Se habrán puesto también de acuerdo para hacer juntos el último viaje...?

(Quiero aprovechar el texto para agradecer todas las muestras de cariño que mi familia y yo hemos recibido desde la muerte de mi padre).

Carlos-M. Prendes García-Barrosa                                                       

Acerca de cime1234

Sprint Head Coach Belgium Flatwater Canoeing National Team Presidente del Club Piraguas Los Gorilas de Candás https://cime1234.wordpress.com/ cime1234@hotmail.com
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10 respuestas a “No me falléis” (Amando-E. Prendes Viña)

  1. @jaimeluanco dijo:

    Se fue con la satisfacción del deber cumplido, y con la nota más alta. Aunque en realidad no se irá mientras uno solo de los que tuvimos el honor de conocerle sigamos vivos, porque estará siempre presente en nuestra memoria.
    Un fuerte abrazo, Carlos, para tí y para toda la familia.

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  2. Moiso Bolson dijo:

    Creo que es facil darse cuenta de que dejo los deberes bien hechos antes de partir y estoy seguro que muchos seguiremos su ejemplo hasta el final pendientes como siempre de su aprovacion para no fallarte nunca Amando. Desde aqui un abrazo para ti y tu familia. Muchas gracias por estar siempre ahi Amando…

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  3. abel gutierrez molina dijo:

    Carlos al leer tus palabras me queda la alegría, además del orgullo que supone,el haber sido educado en el entorno «gorila»,de ver como tus palabras me recuerdan constantemente a las que tu padre nos inculcó desde pequeños.Prendes esta con nosotros no hay duda y seguirá estandolo mientras perduren los días.No le fallaremos tenlo por seguro.Un grandisimo abrazo gorila.

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  4. luis Angel dijo:

    No hay para mi leccion mas importante que la que da un padre hasta en el dia que deja de estar con nosotros. Como a ti, a mi tambien me ha pasado. y desde entonces he aprendido que en esta vida tan solo te llevas el amor que das y el que recibes. Desde entonces la satisfacion es inmensa, que suerte es haber conocido a seres humanos tan impresionantes y haber compartido unos momentos a su lado por pequeños que estos fueran.Eso eso ser afortunado. un abrazo.

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  5. Amigo Carlos, aunque hace ya 7 u 8 años que estoy desvinculado de cualquier faceta que tenga que ver con el piraguismo (lo sigo como simple aficionado), tu blog me mantiene el recuerdo de mi infancia y juventud infinitamente feliz dentro del mundo del piraguismo y con el adios de Amando y, hace unos días, de Emilio se me ha ido parte de esa infancia y juventud que me referia antes. A pesar del tiempo que hace que no te veo, estos días mi pensamiento ha estado muy cerca de ti y de Eduardo. Estoy orgulloso de haberos conocido. Un sentido y fuerte abrazo.

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  6. nuria iglesias remesal dijo:

    gracias carlos por estas palabras….
    Un abrazo.

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  7. sergiomz dijo:

    La foto que aparece en el texto le hace justicia, Una mano firme, recta, que transmite confianza. Así era Amando. Un abrazo para ti y para toda vuestra familia.

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  8. geny dijo:

    Parte de mi es gorila,mi corazon con dolor,en estos dias tan tristes,que se nos fue lo mejor,siempre te tendre presente,siempre tu AMANDO PRENDES.Un fuerte abrazo para todos vosotros ,en especial a tu madre carlos.

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  9. Maria Area dijo:

    Sentido pésame Carlos,tu padre fue un puntal muy importante en nuestras vidas,y entre muchas cosas gracias a el , fue el piragüismo el primer deporte que conocí y ame.

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  10. maillo dijo:

    El año pasado, como siempre que puedo, fui a ver el C. de España de velocidad en Verducido (Pontevedra), a escasos 35 km de donde resido. Allí vi a Amando, como de costumbre, liado con palistas, árbitros y demás. Después de hablar de los divino y de lo humano: “… que si estos chavales no son como antes, que si son los únicos que entrenan regularmente, de la nueva perla de la cantera que además es muy buen chico…”; le comenté que había empezado a hacer algo de deporte y que me apetecía comprar una piragua para dar cuatro paladas aquí en Vigo. Antes de que acabara me interrumpió y me dijo con ese tono militar que a veces ponía: “¡No compres nada, cuando vayas a Candás coges la piragua que quieras y te la llevas!”.
         Dicho y hecho, cuando llegaron las vacaciones de Navidad fui a Candás a pasar unos días. Me acerqué al pantano y allí estaba Prendes, impertérrito, como si no pasaran 23 años desde que dejé de remar: las correcciones técnicas con el megáfono, la misma cara cuando hacía los gestos a seguir…resistiendo a nuevos campos de regatas, torres de control, generaciones y demás. Me hizo recordar cuando entrenaba en K-2 con Félix (antes de abandonarnos y hacerse canoista) y nos decía: “como si estuvierais segando”, menos mal que después venía la imitación por su parte del gesto técnico, si no…
         Tras volver a hablar con él de lo divino y de lo humano le comenté que había traído ropa y si podía salir al agua, a lo que me dijo, como de costumbre: “venga,…¡sin pensalo!”. Tras unas cuantas paladas dubitativas comencé a remar. A los 20 minutos y cuando pasaba delante de la torre de control escuché: “Maillo, no se te olvidó ¿eh?”, a continuación pensé que se iba a poner a decir “ese brazo derecho más bajo…” yo creo que se cortó y que no le faltaron ganas.
         Al mediodía quedé con él para ir a recoger la piragua. Fui con mi mujer, la cual me comentó “…que señor más recto, es como un militar… pero parece muy buena persona”. Loli, como buena gallega, tiene un 6º sentido para averiguar como es la gente.
    A la tarde del 31 de diciembre lo vimos llegar de dar un paseo. Nos comentó que venía de Coyanca y que así afrontaría con todas las garantías la cena de Nochevieja con la familia y sobre todo, con sus nietos,en este punto no pudo reprimir una gran cara de felicidad.
    Hace un par de lunes, cuando Carlos Manuel, Míguel, Eduardo, Lourdes y Pipo esparcían sus cenizas me vino la imagen de esa gran cantidad de tardes que pasamos allí.
    Se nos ha ido un gran entrenador, un gran educador… pero sobre todo, una gran persona.
    Gracias, Amando, por todas aquellas tardes, yo por lo menos, nunca las olvidaré. Hasta siempre amigo.
    José A. Iglesias Maillo

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