¡Qué bueno seguir teniéndote cerca, velando por nosotros, Papá!

Quienes somos creyentes, tanto que nos ahorramos en disgustos y azarosos pensamientos, en relación al final de la vida. ¿Existe algo más angustioso que pensar en la eternidad post mortem sin ninguna alternativa, al menos en la esfera espiritual, que llene tan enorme vacío? No encuentro tormento psicológico más terrible que ser consciente, aun en vida, del paso eterno del tiempo y todos sus acontecimientos, tras la muerte, sin poder ser protagonista o al menos espectador de los mismos. Y así, años y años, siglos y milenios, sin retorno posible. ¡Qué espanto! La idea de un cielo que nos es próximo, con la íntima cercanía de los seres queridos que han pasado ya a esa mejor vida, resulta de lo más esperanzadora para quienes todavía tenemos que pasar por el trance de la muerte.

Ahora podréis entender el marco en el que mi padre y yo hemos hecho balance de los diez años que han pasado desde que nos dejó.

Si recordáis las últimas intervenciones públicas de mi padre antes de morir, aquel que parecía un tanto ajeno a la vida familiar y solo ocupado de sus Gorilas, se emocionaba al referirse al orgullo que sentía por los suyos, aquellos a los que él creía haber desatendido más de lo necesario por tantos desvelos con las piraguas. Y así ha comenzado a relatarme, con mi sensibilidad a flor de piel, su visión de lo que por aquí ha acontecido mientras él no estaba físicamente entre nosotros. “Cuidad de vuestra madre, Carlos. Nunca podría haberme imaginado lo bien que ha llevado adelante la empresa familiar desde que yo no estoy por ahí. Hacedle siempre caso”. “Qué razón tenía ella con lo de saber olvidar, y no solo perdonar, para ser feliz. Seguid su ejemplo”. “¡Cuántas satisfacciones me dan mis nietos! Enseñadles a ser cariñosos, generosos y disciplinados. Quiero que sean fuertes en los momentos difíciles” Y volvía a salirle la vena paternalista: “Que sepan cumplir con sus obligaciones. Las académicas, las laborales y las espirituales. Ante todo, el sentido del deber, Carlos”.  Lo he notado feliz. Gozoso. He cometido el error de preguntarle por las cosas en que ocupa su tiempo, sin darme cuenta de que esa realidad ya no resulta preocupante en las alturas. Su entusiasmo me transportó, poco a poco, a su mismísimo cielo. Por momentos entendí el significado de “estar subido en una nube”. La paz, la luz, la calidez de su voz volvió con nitidez.  La felicidad que desbordaba su relato se convirtió en carcajada, cuando, rompiendo el “hechizo”, aseguró que no le haría ascos a una fugaz vuelta a la vida terrenal para celebrar con unos pastelinos y un vaso de leche cualquiera de las alegrías que le dábamos. Al hablar de Los Gorilas salió a relucir su faceta más inconformista: “Hay que ser más ambiciosos, Carlos”. En este caso, su mensaje sonaba tan contundente como si me lo estuviera espetando con su megáfono. “Somos Los Gorilas. Somos de Candás. Somos Los Gorilas, mejores no hay. ¡Pomba y ras. Pomba y ras!”. Que si, “cuidado en la carretera, con las furgonetas”. Que si, “hay que tener limpio y ordenado el hangar, en Trasona”. Que si, “exigidle al Ayuntamiento y al Principado que se impliquen más con el club”. En este apartado de nuestra charla, se mostró más contundente que en cualquier otro tema. Aquella misión que en vida sintió le fuera encomendada para ayudar a la juventud, sigue latente en su discurso. “Quiero buenas personas en el Club, Carlos”.

La cuestión política y social en Asturias y España nos duró apenas un suspiro. Lo encontré tan pesimista como yo. Mi padre siempre tuvo muy claro lo peligroso de los extremismos en cuestiones identitarias, territoriales y lingüísticas. Le advertí de lo mal que lo pasaría ahora, entre nosotros, en una sociedad, la actual, que tanto abusa del victimismo, el buenismo y lo políticamente correcto.  Mejor lo dejamos para otra ocasión, le propuse.

Los encuentros contigo en ese área difusa, a veces inaccesible, el límite entre el cielo y la tierra, son un bálsamo que compensa el enorme vacío que nos dejaste. ¡Qué bueno seguir teniéndote cerca, velando por nosotros, Papá!

Carlos-M. Prendes Gª-Barrosa

Genk, 19 de agosto de 2021.

Acerca de cime1234

Sprint Head Coach Belgium Flatwater Canoeing National Team Presidente del Club Piraguas Los Gorilas de Candás https://cime1234.wordpress.com/ cime1234@hotmail.com
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