Tengo que reconocer que desde que el TAS dictó sentencia contra Contador, no me han faltado ganas de opinar sobre el asunto. Y venga a repetirme una y otra vez ese angelillo imaginario que revolotea a un lado de nuestras  cabezas: «No te metas en líos Carlos. No te compliques…». El caso es que la lectura hoy de la edición digital de varios periódicos deportivos y de información general, ha conseguido amplificar el mensaje del diablillo, también imaginario, que revolotea al otro lado de nuestras cabezas: «Madera, Carlos», me susurraba maliciosamente. Y es que ya está bien de hipocresía. Estoy harto de tanto rasgamiento de vestiduras y tanto ardor guerrero, tras la sentencia, en la defensa del producto patrio, sin el más mínimo análisis independiente del caso. Y conste que no siento una filia especial por los gabachos y me parece de mal gusto el ensañamiento de Canal+ Francia con el deporte español. Tampoco se si Contador y tantos otros ciclistas, futbolistas, piragüistas, golfistas o escupidores de huesos de aceituna de relumbrón se dopan o han dopado. Dicho lo cual, y dado que la tradición familiar me une al gremio, creo más al carnicero que defiende la calidad y limpieza de los solomillos de ternera que vende, que a Contador cuando le achacaba la culpa del posible positivo a la afición de los ganaderos irundarras a engordar sus bestias con clembuterol ( http://www.abc.es/20120210/deportes/abci-entrevista-carnicero-irun-201202100915.html)

Quienes intentamos disfrutar del deporte de alto rendimiento sin que nos ciegue la pasión, pretendemos valorar los rendimientos deportivos de forma independiente y objetiva. La enorme popularidad de Federer va mucho más allá del territorio suizo y la de Bolt también sobrepasa la isla caribeña en la que nació. Criticamos el guiñol de los franceses, pero con frecuencia somos más chovinistas que ellos. Hoy, muchos periodistas de prensa escrita, radio y televisión andan rasgándose de nuevo las vestiduras porque Nadal ha tenido que pasar un control antidopaje a las 08:30 h. ¡Por Dioooos, qué injusticia!. Pero, si hasta el propio tenista ha dicho que se alegraba del requerimiento para el control. Qué mejor demostración de que nada teme el gran Rafa Nadal.

Los deportistas de élite de los paises desarrollados saben que su condición de deportista de élite, le obliga a participar en el programa «whereabouts» de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje) u otro similar que determina la administración deportiva de su pais o la federación internacional a la que pertenece. Este programa obliga (y los deportistas que lo suscriben lo saben) a informar con antelación sobre una hora del día en la que el deportista pudiera ser sometido cualquier día del año a un control antidopaje sorpresa. Seamos claros y justos. Solo medidas de este tipo y el temor a la sanción que te acarrea el no respetarlas, hacen dudar a los deportistas sin escrúpulos que pretenden doparse, rechazando la posibilidad de hacerlo finalmente por el miedo a ser requeridos en cualquier momento a  pasar un control. Todas las críticas absurdas al modelo «whereabouts», o similar, lo único que invitan es a pensar que se intenta ocultar algo.

La condición más importante que permitirá que el deporte de alto nivel, el deporte espectáculo, siga teniendo larga vida, es asegurar la igualdad y equidad de los deportistas ante el reglamento. ¿No aceptamos que un infractor del código de circulación o aquel que engaña al tribunal de una oposición, sea penalizado? Del mismo modo, aceptemos que quien vulnera el reglamento de competición, dopándose, también pague y dejémonos de monsergas y mensajes lastimeros arengando al pueblo en la defensa, a toda costa, del famoso deportista compatriota de turno.

Reconozco que me alejo mucho del mensaje que inunda los últimos días los medios de comunicación y las redes sociales. Qué le vamos a hacer…  No siento, en absoluto, ser tan políticamente incorrecto.

                                                                                        Carlos-M. Prendes