Apenas con horas de diferencia tras colgar en mi blog este artículo, va el Sr. Presidente del Gobierno y acepta en público sin encomendarse a Dios ni al diablo, la propuesta que le hace Emilio Sánchez Vicario en relación a la creación de un Ministerio del Deporte en la recepción de Zapatero a los campeones de la Copa Davis.
Evidentemente a Zapatero le pareció muy interesante tanto en cuanto, y en vista del momento glorioso que vive nuestro deporte, podría utilizar cada éxito que se produzca en el deporte español con fines partidistas. La situación, ni mucho menos es tan simple. ¿Cuánto costaría, teniendo en cuenta además el momento de crisis económica que padecemos, la creación de un ministerio más? ¿Qué opina de esta idea la actual ministra Cabrera en relación a su gestión hasta el momento en relación a la política deportiva? Podría parecer que no hace lo suficiente y por eso se necesita un Ministerio específico del Deporte.
Dicho ésto , sea a través del nuevo ministerio o con la actual estructura deportiva, la Ley del Deporte necesita ser puesta al día. Voy a citar dos motivos más que importantes para que se entienda el por qué de esta actualización de la principal norma que rige el deporte español.
El primero sería, como hago mención en mi artículo, la necesidad de controlar y fiscalizar con mucho más rigor, qué uso hacen las federación de los fondos públicos provenientes de los Presupuestos Generales del Estado. Es bien sabido que muchos presidentes de federaciones, en cuanto descubren la autonomía de que disponen y el poco control que ejerce la administración central para supervisar el gasto de fondos públicos, dedican su gestión a asegurarse su reelección camuflando la "compra de votos" con la toma de decisiones que puedieran parecer más o menos positivas para el futuro del deporte en cuestión.
Una supervisión eficaz y constante por parte de la administración del estado, como ocurre en cualquier otra parcela de la vida pública, sobre el gasto de las federaciones, evitaría la perpetuación en las poltronas federativas de personajes mediocres y sin escrúpulos que no tendrían ni mucho menos, las posibilidades de medrar en el ámbito privado como lo hacen a costa del cargo que ocupan,.
La segunda razón que exigiría la modificación de la Ley del Deporte, sería la necesidad de aumentar el nivel de rendimiento de los Equipos Nacionales en todas la modalidades deportivas de carácter olímpico. La nueva ley debería permitir que el Alto Rendimiento Deportivo no dependiera exclusivamente de las federaciones deportivas y sus direcciones o comisiones técnicas, sino que fuera un organismo competente y cualificado, dependiente del máximo organismo deportivo español, el que dirigiera el devenir del Alto Rendimiento Deportivo a través de los resultados de los Equipos Nacionales de cada especialidad deportiva. Son pocos los casos de Presidentes de federaciones deportivas que tienen la suficiente cualificación como para decidir cómo se planifica una temporada desde el punto de vista técnico. Sin embargo y llevados por su sobervia y prepotencia, son muchos los que hacen y deshacen con lo que creen "sus equipos nacionales" sin preocuparles la repercusión de sus nefastas decisiones.
Por lo tanto, Don José Luis Rodríguez Zapatero, déjese de frivolidades y agarre por los cuernos el difícil pero importante toro que supone la actualización de la Ley del Deporte.
Carlos-M. Prendes