¡Váyase Señor Sanmamed! (23 de agosto de 2006)
Ahora se trata de desviar la atención de sus propias responsabilidades y decisiones tomadas al comienzo del ciclo olímpico Pekín 2008. Como los malos gobernantes. Cuando la opinión pública descubre una de sus negligencias o fechorías, se inventan un escándalo que dirija los ojos críticos hacia la oposición (y sus “reporteros de alcoba”, para despistar al personal, le siguen la jugada).
Ahora habla de las “niñerías” de los palistas y le busca un honroso destino en la casa a Eduardo Herrero.
Muy poco edificante ha sido observar (desde la prudente distancia que me permite mi nuevo destino) la dinámica del equipo español, en el recién terminado Campeonato del Mundo de Piragüismo. Esta facción del equipo que deseaba y se regocijaba con el fracaso de aquella otra. Y viceversa. Lamentable.
Y todo ello, no se “esconda” Don Santiago, lo ha propiciado usted.
Las “niñerías” de los palistas ha sido usted quien las ha fomentado. Ha sido usted quien ha dado diferente trato a unos con respecto a otros en función de criterios que, en muchas ocasiones, se apartaban del nivel de rendimiento de esos palistas. Y lo justificaba diciendo que era “una decisión personal”.
Ha sido usted quién tras los Juegos Olímpicos de Atenas apostó por Eduardo Herrero como entrenador jefe del equipo Kayak masculino. Y eso que usted mismo estaba al corriente desde mucho antes de su reelección, de la dejación de funciones que ocurría en el caso de Eduardo Herrero. Usted estaba bien enterado. Y usted nos comunicó a los entrenadores que era otra decisión personal el situarle para el ciclo olímpico de Pekín 2008 como entrenador jefe del equipo de kayak masculino. Aun recuerdo sus palabras asegurándome, ante mi sorpresa, que Eduardo llevaría personalmente el control de las sesiones, conduciría un catamarán, se encargaría del seguimiento directo de las embarcaciones en el agua, planificaría el entrenamiento,…
Usted sabía entonces, y hablamos ya del 2002-2003 que la salud de Eduardo, sus severos tratamientos farmacológicos, su edad,…, imposibilitaban el ejercicio de un trabajo tan exigente como el que requiere el control de un equipo tan grande y cualificado como el español de piragüismo. Ya por entonces, usted le situaba como “asesor personal del presidente” para apartarle del equipo. Y fue usted, solo usted, quién, “donde dije digo, digo Diego” (fórmula retórica usada para hablar de un término más rotundo: la mentira. Algo muy habitual en usted).
Fue usted quien, en uno de sus habituales arrebatos de soberbia, decidió que ya no hacía falta Director Técnico. Para eso ya estaba usted, tan preparado técnicamente, con tanto conocimiento en la teoría del entrenamiento. Y así está el Equipo Nacional español, esperando a que Don Santiago de permiso para seleccionar palistas (los criterios objetivos son lo de menos…), elegir regatas internacionales en el calendario, definir lugares y fechas de concentración, confeccionar tripulaciones en los barcos de equipo,…
Y ahora nos viene con lo de las “niñerías”… Los deportistas y la mayoría de los entrenadores, son los grandes paganos de todo este desaguisado. Sufren y padecen sus decisiones arbitrarias.
Antes de terminar me gustaría tranquilizar a aquellos que piensan que intento “pescar en río revuelto”. Dentro del Equipo Nacional Español cuento con buenos amigos. Noto su desazón y descontento ante tanto despropósito. Y es eso lo que me molesta. El potencial de los deportistas del Equipo Nacional Español es enorme. Son grandes deportistas. Y las decisiones de este “iluminado” están dilapidando este potencial. Yo me siento muy bien tratado y motivado en mi nuevo destino profesional y no voy a renunciar a los compromisos que he adquirido con mi nueva “empresa”.
Carlos-M. Prendes García-Barrosa
(23 de Agosto de 2006)